Con el objetivo de evaluar la calidad de la madera, fueron realizadas dos clasificaciones visuales sobre todas las piezas obtenidas en el proceso de aserrado. En primer lugar, se realizó la clasificación visual estructural, definitoria de las prestaciones y propiedades mecánicas de la madera, de acuerdo a la norma UNE 56544. Esta norma, de aplicación nacional pero que cuenta con su correspondencia con las Clases Resistentes a nivel europeo, permite segregar los lotes en dos grupos de calidad: ME-1 (de prestaciones estructurales superior, equivalente a la clase C24 a nivel europeo) y ME-2 (correspondiente a una Clase Resistente C18). Aquellas piezas que no cumplen con los requisitos mínimos para la clase ME-2 son rechazadas y, por tanto, excluidas para un uso estructural.
 
Por otro lado, se realizó una clasificación estética orientada al uso de la madera en carpintería y usos no estructurales. En este caso, las prestaciones mecánicas dejan de ser relevantes y, por tanto, los criterios de clasificación visual difieren significativamente. La norma UNE EN 1611-1 define los criterios de clasificación por aspecto de la madera de coníferas, estableciendo cinco clases de calidad, desde la G2/G4-0 (mayor calidad) hasta la G2/G4-4 (menor calidad).
 
La clasificación de todas las piezas obtenidas en el proceso de aserrado permite conocer los porcentajes de cada una de las clases, considerando tanto la clasificación estructural como la de apariencia, y estimar además el porcentaje de madera rechazada o de bajo valor cualitativo. Estos porcentajes de cada clase de calidad proporcionan información fundamental a la hora de calcular el rendimiento económico del aprovechamiento y, gracias a la trazabilidad seguida desde el árbol hasta la tabla, conocer la influencia de las operaciones silvícolas, la procedencia o la calidad de estación sobre la calidad normativa de la madera obtenida.